Una reflexión sobre los priostes de las cofradías.

En mis refleiones diarias, hoy por diversos temas ha llegado a mis oidos un comentario muy razonable que verdaderamente me ha llamado la atención. En Úbeda y otras poblaciones hasta hace muy poco ser hermano mayor de una cofradía era adquirir un cierto "status." Esta manera de compotamiento de estos falsos cristianosque utilizan el varal, el atril de la epístola o cualquier método de la Iglesia Católica para adquirir una absurda posición que en general a nadie le es de importancia, pues ser el responsable de una hermandad es un verdadero compromiso, pero el compromiso de un "primus inter pares." No se preside un país ni siquiera se gobierna un municipio por ser prioste de una hermandad. Desde mi punto de vista es un compromiso, nada más.

El intentar adquirir un poder ficticio mediante estas posiciones choca totalmente con cualquiera de las enseñanzas de Cristo, pues qué fácil es criticar a una prsona tan especial como fue Jesús; pero que difícil es razonar sus verdades y cumplirlas. Yo estoy enmedio de vosotros como el que sirve. Palabras con las cuales corrigió la propia ambición de los apóstoles y que serían totalmente aplicables a esta clase de señores con ese afán de protagonismo.

Siempre que leo unas palabras en el evangelio me gusta intentar buscar una comparación en la que algún santo las utilizara y me ha venido al recuerdo la entrega del premio nobel de la paz a la Madre Teresa de Calcuta. Un premio noble, una suma posición, de las más importantes que se pueden conseguir en este mundo. Tras finalizar la entrega del premio las grandes e "ilustres" personalidades deseaban disfrutar de la suculenta cena "gorra" que se les había preparado en Oslo y la Madre Teresa al ver tal cantidad de comido mientras los refinados paladares empezaban a sentir el gusto de aquellos manjares. La pequeña y gran monjita mandó repartirlos entre los pobres de Oslo, quedándose todo el mundo sin probar nada. Quizás deberíamos aprender un poco de esta singular albanesa.