Última conferencia de un servidor sobre Juan Luis Vasallo Parodi.

Mi última entrevista en televisión.

Progra del menda en tosiria.

Música para quien entre.

El tiempo siempre corre y tú te quedarás en él. Fijaté en todos estos relojes.

lunes, 16 de febrero de 2009

¿Por qué para alcanzar un gran puesto hay que ser una muy mala o una muy buena persona?

Desde que daba mis primeros pasos he escuchado en la boca de mi madre estas palabras que a su vez había escuchado de pequeña de unos labios muy sabios. Para desempeñar un alto cargo hay que ser una persona muy buena o muy mala.

Toda mi corta vida me he considerado un defensor de causas perdidas, he trabajado y estudiado por amor a lo que me ha gustado, por ello me considero un bicho raro, por no buscar la satisfacción económica, sino mi propia perfección personal.

Son muchos los que me dicen que con la edad que tengo he conseguido mucho, pero que mi cara de crío y mi personalidad hace que no me dé mi lugar en esta sociedad. Hace unos años que discutía sobre esto con un catedrático de filosofía. Él pensaba que Jesús en ciertas ocasiones era un soberbio porque se sabía dar su sitio en la tierra. Yo por el contrario pensaba que era su Humildad la que le permitía hablar con todo el mundo y su defensa de causas perdidas la que le llevó a ser eliminado. No pudo haber hombre más perfecto en la tierra que Él, por supuesto era Dios y los seres humanos no somos capaces de alcanzar su mentalidad.

En el corto caminar de mi vida he tenido la suerte de tratar desde nobles y altos jerárcas de la Iglesia, hasta con las personas más incultas que jamás hubiera pensado poderme encontrar. Tan solo he encontrado en todos ellos polvo mortal, NADIE ES MÁS QUE NADIE; somos un composición química dotada de un alma inmortal y todos tenemos la misma chispa que Dios nos regaló de su propia energía para darnos vida, por tanto no somos dueños ni de nuestra vida, per sí de nuestra voluntad.

A lo largo de mis últimos años he picoteado el cascarón que me envolvía y he comprendido el mundo de tiburones que es la propia realidad de este lugar en que vivimos. He sido traicionado por los que verdaderamente amaba y aún así no puedo dejar de amarles y nunca los traicionaría.

Llevo años pensando en el décimo mandamiento, por más vueltas que le doy no consigo comprenderlo, ¿por qué soy tan envidiado?, si yo no envidio a nadie. ¿Por qué los mediocres se juntan para intentar hundirte? Supongo que para sobrevivir, pues a pesar de que la unión de la mediocridad rompe en mundo y no le permite evolucionar, la unión de ella es la forma más evidente e inexpugnable de resistencia.

Por esta circunstancia he llegado a convencerme de que los altos cargos deben de ser ocupados por los dos extremos de la voluntad. Decía Platón que la ciudades estado siempre serían mediocres, porque quien verdaderamente piensa no tiene tiempo de mezclarse con los mediocres para gobernar, por ello que nunca llegaría Grecia a florecer en su totalidad.

Curiosamente son muchos filósofos los que coinciden en esta idea, creo que incluso Nietszche en su idea del superhombre consideraba que ese ser debía de ser algo fuera de la mediocridad. Pero desgraciadamente la mediocridad está ahí y debemos aceptarla y por esta circunstancia darnos nuestro puesto en la tierra.

Nunca olvidemos que todos somos iguales, pero a la hora de navegar hay que darse cada uno su lugar aceptando sus limitaciones, pero no rebajándose a los inferiores; ojo, que ningún puesto marca la superioridad.

Lo que debemos de entender es que es imposible tener una erudición absoluta, no podemos entender de todo, es una falacia. Jamás me vería personalmente dando una conferencia de Informática o Matemáticas, sin embargo las doy con facilidad de arte, supongo que es para lo que he nacido.

Creo y rebatamé quien quiera que en esta sociedad hay que darse cada individuo su lugar y no rebajarse a inferiores que lo único que intentan mediante el insulto es sacarte de tus casillas. No es necesario llegar a la violencia física con estas personas, simplemente hay que ignorarlas, desterrarlas de tu vida y por qué no, divertirte con su show; es una forma de encontrar un rato de felicidad.

Moraleja para todos: si podeis daros vuestro puesto, pero dároslo simepre con Humildad que la soberbia no es buena consejera.